6 ago 2025


Bakio opta por suprimir festejos antes que reforzar la seguridad

EH Bildu prioriza la cancelación del espectáculo de DJ del 29 de agosto ante posibles altercados

El Ayuntamiento de Bakio, gobernado desde el 2019  por EH Bildu con Amets Jauregizar como alcaldesa, ha tomado una decisión que marca un punto de inflexión en la programación festiva de San Joan Doloz: eliminar el espectáculo nocturno del 29 de agosto, tradicionalmente uno de los días con mayor afluencia juvenil, ante el temor de que se repitan episodios violentos como los vividos en años anteriores.

Se trata de una medida poco habitual en el contexto de las fiestas patronales de los municipios vizcaínos, donde, a pesar de que se producen incidentes esporádicos, no suele optarse por suspender eventos, sino por reforzar la presencia policial y los protocolos preventivos.

Reconocimiento de falta de control

La decisión, que el Consistorio justifica como un paso “para reforzar la seguridad ciudadana”, encierra sin embargo un reconocimiento implícito: las instituciones locales admiten que no son capaces de garantizar un entorno seguro durante esa noche. “Se han producido varias agresiones machistas y también peleas que han arruinado el ambiente festivo”, indican desde el Ayuntamiento, en una declaración que subraya la gravedad de los incidentes pero también su repetición sin una respuesta eficaz en años anteriores, por parte de la misma institución  gobernada por EH BILDU

El mensaje es claro: en lugar de reforzar el dispositivo de seguridad, se opta por suprimir el evento. Esta alternativa, la más drástica, no ha sido aplicada en otros municipios del entorno, donde las respuestas institucionales ante la violencia festiva han pasado por reforzar cuerpos de policía local, ampliar la vigilancia o coordinar actuaciones con la Ertzaintza.

¿Una cuestión de prioridades?

Esta situación genera un debate político y social: ¿Es aceptable renunciar a un acto festivo si no se está dispuesto a garantizar su seguridad? ¿No es más lógico invertir en protección y vigilancia para impedir que unas pocas personas arruinen el derecho de la mayoría a celebrar pacíficamente?

Un precedente preocupante

Lo ocurrido en Bakio puede sentar un precedente preocupante: la renuncia preventiva a un festejo por temor a disturbios. Esta decisión, adoptada bajo la premisa de la protección, puede ser leída como un fracaso preventivo y de seguridad, pero también como un mensaje de debilidad institucional.

La ciudadanía de Bakio, como la de cualquier otro municipio, tiene derecho a disfrutar de sus fiestas con seguridad. Si la respuesta institucional ante la violencia es eliminar los espacios de convivencia en lugar de garantizar su seguridad, el retroceso social es evidente.

 


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