Ambulancias
bajo sospecha: de La Pau a Sanir, pasando por la opacidad
Aste Nagusia vuelve a poner sobre la mesa un problema que Bilbao arrastra desde hace meses: la gestión de las ambulancias. Lo que debía ser un servicio público esencial, seguro y transparente, se ha convertido en un terreno plagado de dudas, cesiones poco claras y deudas pendientes.
El contrato adjudicado a La Pau ha sido
fuente de polémica constante: retrasos de hasta seis horas en la atención,
falta de personal, incumplimiento de convenios laborales y episodios
lamentables que acabaron afectando a pacientes vulnerables. Con semejante
historial, El Gobierno vasco forzó su salida antes del 30 de noviembre de 2024,
pactando un relevo ordenado. Hasta ahí, parecía que se cerraba un capitulo negro.
Pero la realidad es otra. El Ayuntamiento de
Bilbao mantiene mantiene vig ente el contrato de ambulancias firmado con La Pau,
aunque esta lo haya cedido directamente a Sanir y Ambulancias Baztan Bidasoa,
agrupadas en la UTE Bizkanb. Todo ello sin nueva licitación pública, sin
abrir la competencia a otros operadores, y con La Pau arrastrando una deuda
millonaria con Hacienda de Bizkaia de 837.147,21 euros y con sus propios trabajadores.
los sindicatos ya han denunciado la irregularidad de la operacion: la normativa permite transferir contratos públicos solo en
casos muy concretos (fusiones, absorciones, concursos de acreedores). Aquí no
se cumple ninguno. Y, para colmo, la empresa entrante no asume las deudas de la
saliente. Es decir: la carga queda sin resolver, mientras el servicio sigue
funcionando como si nada.
La pregunta es inevitable: ¿Cómo se permite
semejante juego de manos en un servicio tan crítico como el de las ambulancias?
La urgencia de cubrir Aste Nagusia no puede ser excusa para dar por buenos
apaños empresarial, que lesionan la transparencia y generan desconfianza
ciudadana.
En tiempos en que se reclama más control público.
Lo sucedido con La Pau y Sanir requiere, por parte de nuestro Ayuntamiento, eso mismo, más
control público, y más transparencia
Cuando más falta hace seguridad, no sirve la improvisación.
Si, transparencia y rigor
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