15 jun 2008

Un buen artículo publicado en Izaronews.com para variar

La unidad de los vascos
Jose María Chacón
Dice Patxi López -y es un argumento que ha sacado ya hace algunas semanas de la chistera el cluster mediático del PSOE, parece que de cara a la próxima campaña electoral- que “con Ibarretxe hemos perdido diez años preciosos para lograr la unidad de los vascos”. ¿Unidad? ¿qué unidad?No es una cuestión baladí. Debemos preguntarnos qué clase de unidad es la que está proponiendo Patxi López cuando dice estas cosas, porque no creo que nadie desee a estas alturas que los vascos estén separados. ¿Se refiere tal vez a conseguir la unidad de los vascos alrededor de la bandera rojigualda? ¿alrededor de la nación española como la única posible? ¿alrededor de que el pueblo vasco se disuelva para siempre en las entrañas del pueblo español? Porque si es así, es que el bueno de López está mucho más perdido de lo que podría parecer: respecto a esa “unidad”, no llevamos perdidos diez años; llevamos perdidos más de 800, y es obvio que eso no es culpa de Ibarretxe. El problema radica, precisamente, en el empecinamiento de los “demócratas” como Patxi López en el empeño de imponer su nación, su identidad, su lengua y, en definitiva, su soberanía, por la fuerza, como las únicas posibles. Debemos cuestionarnos qué tipo de unidad preferimos los ciudadanos de este país. Porque tenemos dos modelos a seguir, el del nacionalismo español que proponen Patxi López, Basagoiti, Zapatero y Rajoy, y el que proponen los partidos vascos como el PNV, EA, Aralar o EB. Bueno, hay una tercera opción, la del MLNV con ETA a la cabeza, que viene a ser como la del nacionalismo español pero en el otro extremo, y que en este momento parece que sólo seguirían los que defienden el derecho de ETA a seguir poniendo bombas y pegando tiros para sacarlo adelante.¿Cuál es la propuesta de unidad de Patxi López? La de todos juntos alrededor de una única identidad nacional española reconocida legalmente, con existencia jurídica positiva y, por tanto, generadora de derechos, aunque luego se “tolere” que en lugares como Euskadi o Catalunya algunos tipos raros puedan sentirse, además, diferentes de las puertas de su casa hacia dentro. La de López es una unidad que lanza el mensaje a los “diferentes” de que, siempre que no se atrevan a exigir que su identidad distinta sea reconocida fuera de su exclusivo ámbito privado, los buenísimos españoles no les perseguirán por herejes, no les encarcelarán o asesinarán, como ha ocurrido hasta ahora. Esa es la que Patxi López y Zapatero llaman “la España plural”. La unidad que proponen desde el PSOE es tan abierta y tan respetuosa con esos sentimientos identitarios diferentes que, incluso, permitirían que esos empecinados nacionalistas y etnicistas puedan tener en sus casas ikurriñas y muestren su sentimiento diferencial en forma de folklore, con bonitas danzas o campeonatos de bertsos. Pero lo que ese sentimiento de unidad tan abierto y tolerante no estaría dispuesto a permitir es que los empecinados pretendan que su idioma “local” alcance las mismas cotas de reconocimiento legal que el verdadero idioma español, el castellano. O que se encelen en la idea de que ellos tienen el mismo derecho a sentirse vascos, y no vasco-españoles, que Zapatero o Rajoy lo tienen de sentirse españoles, y no hispano-franceses o hispano-noruegos. O que se encabezonen en la pretensión de que Euskadi o Catalunya también tienen derecho a jugar la Eurocopa con sus propias selecciones de fútbol. Pretender tales cosas “rompe la unidad” y “divide a la sociedad”. Porque para Patxi López lo único que puede unir a los vascos es la bandera rojigualda. Todo lo demás, todo lo que sea distinto de las pretensiones del PSOE y el PP, todo lo que sea llevarles a ellos la contraria, divide a los vascos y genera sufrimiento: porque no les deja otro remedio a los pobres españoles que sacar la fusta para devolvernos al camino correcto. Frente a esta propuesta “abierta y democrática” de unidad, ¿cuál es el modelo de unidad que proponen el PNV, EA, Aralar o EB? Pues se atreven a proponer que los vascos se mantengan unidos mediante una fórmula que permita a quien se sienta vasco seguir sintiéndose vasco y a quien se sienta español seguir sintiéndose español. Proponen negociar, acordar, una fórmula que, manteniendo a los vascos dentro del estado español (y a los vascos del lado francés dentro de Francia), reconozca jurídicamente la existencia en Euskal Herria de dos naciones, dos sentimientos de identidad nacional distintos e iguales en derechos y obligaciones. Proponen que sus idiomas, el castellano y el euskara, se encuentren, en lo que a la Administración se refiere, al mismo nivel legal, de forma que nadie se sienta relegado socialmente por hablar un idioma u otro. Proponen negociar, acordar una fórmula de bilateralidad que, diferenciando claramente cuáles son las comepetencias del gobierno central del estado español, y cuáles las de la entidad jurídico-política vasca, hagan imposible que una parte pueda imponer nada a la otra por la fuerza.Por resumir, podemos decir que la “unidad” que propone Patxi López para los vascos, y que sería la que está poniendo en peligro actualmente el gobierno vasco tripartito, con su lehendakari al frente, es la de la prevalencia legal de la nación, la identidad, la lengua y la soberanía absoluta españolas sobre los vascos, tolerando que luego cada uno, en Euskadi o en Catalunya, en lo más profundo de su casa, pueda identificarse como quiera, siempre que no pretenda exponerlo en la plaza pública y menos aún pretenda que esa diferencia le sea reconocida por la legalmente. Por su parte, la “unidad” que proponen los partidos del actual gobierno tripartito más Aralar es la que da lugar a un remedo de “patriotismo constitucional” como lo entendieron, hace dos mil quinientos años, los atenienses de la era de Pericles: conformar la unidad alrededor de una norma jurídico-política que defendamos todos, tanto los que se sienten vascos como los que se sienten españoles, porque en ella vemos la garantía de la defensa y el reconocimiento de nuestra identidad, nuestra lengua y nuestros derechos como hombres y mujeres libres. Las consecuencias que se derivan de ambos modelos de “unidad” son evidentes. La unidad de Patxi López lleva inexorablemente a la desaparición, a medio o largo plazo, tanto de la identidad nacional vasca como del euskara, por simple inanición, mientras que garantiza no solo la pervivencia de la nación española, su soberanía y su lengua en Euskadi, sino también su prevalencia sobre el que consideran territorio de su propiedad. Por el contrario, el modelo que defiende el tripartito garantiza la subsistencia en el tiempo de ambos sentimientos identitarios, las naciones española y vasca y las que vascos y españoles consideran sus respectivas lenguas. Sin imposiciones, sin liquidaciones y sin dramatismos. Por tanto, cuando Patxi López dice que se han perdido diez años para conseguir la unidad de los vascos, por culpa de Ibarretxe, cabe decirle que, teniendo en cuenta lo que él concibe y pretende con su “unidad”, no cabe culpar de nada a Ibarretxe y su gobierno, porque los vascos están peleando por no ser borrados del mapa, no ya durante los últimos diez años, sino durante los últimos 800. Y no cabe culpar al Lehendakari por hacer lo que sus mayores se han visto obligados a hacer durante tanto tiempo. Si Patxi López realmente desea la unidad de los vascos, lo que debe hacer es olvidarse de imponer y empezar a acordar.¿Y ETA? Estos a su pedo. Ya no los quiere nadie, su violencia ya resulta gratuita porque no sirve para nada, y su pervivencia sólo es de utilidad en este momento para que Patxi López, Zapatero y Rajoy consigan imponernos su “unidad”.

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